martes, 29 de abril de 2008

Infecciones por parásitos

Un parásito es un organismo, como por ejemplo un animal unicelular (protozoo) o un gusano, que sobrevive habitando dentro de otro organismo, generalmente más grande (el huésped).

Las infecciones parasitarias son frecuentes en las zonas rurales de África, Asia y Sudamérica, pero son poco frecuentes en los países desarrollados. Sin embargo, quienes viven en países desarrollados y visitan otros en vías de desarrollo pueden resultar infectados por parásitos y regresar a su país sin saber que portan la enfermedad, donde puede resultar difícil de diagnosticar debido a que es muy poco frecuente.

Los gusanos suelen entrar en el organismo a través de la boca, a pesar de que algunos lo hacen por la piel. Los que infectan el intestino pueden permanecer allí o bien penetrar por la pared intestinal e infectar otros órganos. Los gusanos que atraviesan la piel suelen hacerlo a través de las plantas de los pies o bien penetran en el cuerpo cuando la persona nada en aguas infectadas.

Si el médico sospecha que un individuo pudiera tener una infección parasitaria, puede obtener muestras de sangre, heces u orina para analizarlas en el laboratorio. Así mismo, también toma una muestra de líquido de un órgano o tejido que pudiese estar infectado. Por lo general es necesario hacer varios análisis para descubrir los parásitos en dichas muestras.

Los parásitos suelen reproducirse en el huésped al que infectan, por lo que en ocasiones deja sus huevos dentro de éste. Si los parásitos se reproducen en el tracto digestivo, los huevos pueden aparecer en las heces. Para hacer el diagnóstico de una infección parasitaria, el médico suele tomar tres muestras de heces con intervalos de uno a dos días. En ciertos casos las muestras de heces se obtienen mediante un sigmoidoscopio (un tubo flexible de visualización que se utiliza para examinar la parte inferior del intestino grueso). Las personas que han de someterse a un examen de una muestra de heces no deben tomar antibióticos, laxantes ni antiácidos, porque estos fármacos pueden reducir el número de parásitos y dificultar aún más su detección en el laboratorio.

Por otro lado, para establecer el diagnóstico, a veces se extrae líquido del duodeno (la parte superior del intestino delgado) o bien se toma una muestra del contenido intestinal usando un cordel de nylon introducido por la boca.

Amebiasis

Giardiasis

Paludismo (malaria)

Toxoplasmosis

Babesiosis

La babesiosis es una infección de los glóbulos rojos causada por los parásitos Babesia.

Las garrapatas de caparazón duro, las mismas que las de los ciervos que transmiten la enfermedad de Lyme, transmiten parásitos Babesia. A pesar de que esta afección es frecuente entre los animales, las personas rara vez resultan infectadas. La sintomatología incluye fiebre y anemia causada por la rotura de glóbulos rojos.

En los pacientes a quienes se les ha extirpado el bazo, el riesgo de muerte es alto. En éstos, la infección se parece mucho al paludismo por Plasmodium falciparum; produce fiebre alta, anemia, hemoglobina en la orina, ictericia e insuficiencia renal. La persona cuyo bazo funciona con normalidad sufre una enfermedad más leve que suele desaparecer por sí sola en el término de semanas o meses.

El diagnóstico se establece identificando los parásitos que se parecen a los que causan malaria. El tratamiento consiste en recibir clindamicina.

Tricuriasis

Ascaridiasis

Anquilostomiasis

Triquinosis

Toxocariasis

La toxocariasis (larva migrans visceral) es una infección que se produce cuando las larvas de ciertos gusanos, como Toxocara canis y Toxocara cati, invaden los órganos.

Los huevos del parásito maduran en el suelo contaminado por heces de gatos y perros infectados. Los recintos llenos de arena para los niños, donde los gatos suelen defecar, son muy peligrosos. Los huevos pueden ser transferidos directamente a la boca si un niño juega en bancos de arena contaminada o la come.

Una vez tragados, los huevos maduran en el intestino. Las larvas atraviesan la pared intestinal y la sangre las disemina. Casi todos los tejidos del cuerpo pueden resultar afectados (sobre todo cerebro, ojos, hígado, pulmones y corazón). Las larvas pueden seguir vivas durante varios meses, causando daño al migrar a los tejidos y al provocar inflamación alrededor de éstos.

Síntomas y diagnóstico

La toxocariasis suele provocar una infección relativamente leve en los niños de entre 2 y 4 años, pero los niños mayores y los adultos también pueden resultar infectados. Los síntomas pueden comenzar tras varias semanas de infección o bien pueden retrasarse varios meses, dependiendo de la intensidad y el número de exposiciones y de la sensibilidad de la persona a las larvas. En primer lugar se produce fiebre, tos o respiración sibilante (pitidos) y aumento del tamaño del hígado. Algunas personas tienen una erupción cutánea, agrandamiento del bazo y neumonía de repetición. Los niños mayores tienden a presentar síntomas leves o bien no notan ninguno, pero es posible que desarrollen una lesión ocular que disminuye la visión y que puede ser confundida con un tumor maligno en el ojo.

El médico puede sospechar la presencia de toxocariasis en una persona con altos valores de eosinófilos (una variedad de glóbulos blancos), hígado agrandado, inflamación de los pulmones, fiebre y valores de anticuerpos en la sangre elevados. El análisis de una muestra de tejido hepático obtenida a partir de una biopsia puede revelar la presencia de larvas o bien de inflamación provocada por dicha presencia.

Prevención y tratamiento

Los perros y los gatos infectados, en particular los de menos de 6 meses de vida, deberían ser desparasitados regularmente, comenzando antes de que tengan 4 semanas. Se deberían cubrir los recintos de arena cuando no son utilizados para evitar que los animales defequen en ellos.

La infección en los humanos suele desaparecer sin tratamiento en un período de 6 a 18 meses. Sea cual sea el tratamiento, su efectividad no está asegurada. El mebendazol probablemente sea el mejor fármaco y la dietilcarbamacina puede resultar de gran ayuda. En algunos casos se administra prednisona para controlar los síntomas.

Teniasis




Difilobotriasis

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